Desafío al destino
N€nf@
Descalza y con el miedo pintado en sus hermosos pero tristes ojos
comenzó a caminar sin rumbo para salvar su existencia. Nació hace 5
años su nombre es Elena y ahora vive en la calle, prefería vivir en la calle que vivir donde vivían los
que decían ser su mamá y su papá.
Su mamá era un ángel y había
días que la mimaba y le daba abrazos y besos, y
otros que le pegaba y gritaba tanto como papá
El que expresaba ser su papá
era un alcohólico que se pasaba en la taberna, y al llegar a casa lo principal
que hacia era agredirla, dejándole oscuras marcas en su cuerpo frágil que persistían
días, apenas se recobraba de una tunda cuando ya surgía una segunda y más filigranas
en el cuerpo y en el alma.
Ese día decidió marcharse porque
casi pierde la vida, papá y mamá habían tenido una disputa y él le pidió
perdón y prometió no volverlo a hacer, para expresarle lo dolido que
estaba la invitó a salir, dejaron a Elena sola recluida en la casa de una
habitación sin más juguetes que los escasos muebles, en esa habitación de lata
y madera, donde el calor era desmedido, sin nada para beber o comer comenzó a
deshidratarse y peder la noción del tiempo. .
Cuando llegaron sus padres “dos
días más tarde” se presentaron alcoholizados y al verla desmayada los dos comenzaron
a pegarle hasta dejarla inconsciente y mal herida.
Su mamá despertó luego de
dormir varias horas y encontró a Elena moribunda, por miedo la llevó al
hospital donde estuvo semanas recuperándose, ellos jamás fueron a verla.
Al enterarse por los
doctores que tenían que hablar con las autoridades para que se la llevaran a un
orfanatorio, sin saber qué representaba eso, decidió escaparse. . .Huyó
del hospital sin ver para atrás.
Gracias al natural instinto
de sobrevivencia; Localizó bajo de los puentes y cornisas otros niños en su
misma situación, y la adversidad e infortunio de coexistir de ese modo los hizo
unirse para resistir las penas del alma.
Aprendió a ser una sombra,
invisible para todos los seres que vivían mejor vestidos, y que a veces le
tiraban monedas por compasión, existía mejor así que con sus padres.
Sus amigos han cambiado, pero
que no se metan con ella porque entonces saca al demonio que lleva dentro, alucinada
por sus infortunios sus adversidades, y
sus anhelos y ambiciones de disfrutar una vida normal.
Asimiló el no pensar, y a
viajar por medio del “pegamento y el alcohol” para no sentir el dolor, éstos se
podían comprar en cualquier lugar fácil y fácil y económicamente.
Y con los ojos rojos, su
discernimiento en otro universo, haraposa y maloliente, como sus
compañeros de desgracia, descalza, con hambre, sin destino, o rumbo final,
sigue en esos rincones de la calle, “ajena del mundo y el mundo ajeno a
ella”
N€nf@
Reg_AGADU
81174_345
Uruguay
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