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Sin huellas o testigos.

N€nf@

Juntémonos al abrigo de la noche…
para que nuestros cuerpos se unan
sin dejar huellas o testigos,
¡veámonos en la montaña!
ella sabe guardar el secreto…
a los amantes que les da cobijo.

Sé de muchas cuevas, y en alguna de ellas
nos entregaremos sin timidez, con regocijo
sobre nosotros manto y luz de estrellas
y de colchón un mundo de suspiros.

Mágico momento cuando salga la luna
y por las hendiduras nos bañe con celo
copiando tú cuerpo en ese árido suelo
contándole mis sueños a ese cielo eterno.

Tú alma y la mía dormirán abrazadas
imitando la montaña y el límpido cielo
nuestros cuerpos seguirán embriagados
cantándole loas… al amor y al deseo.

Antes que el ave despierte en su nido
me iré de tú lado llevando el recuerdo
del frenesí y pasión que tomé con exceso
soñaré que me miras, y sentiré tus besos.











Encuentro
N€nf@

Como cada Diciembre preparaba ansiosa mi viaje a mi país, ver a mi familia, amigos y regalarme ese otro verano que siempre me llevaba a la orilla del mar donde sus olas y salitre me trasmutan e involucran en eternos y sutiles sueños , ritual recurrente es, sentarme en la escollera mirar y sentir el graznido de las aves, la gente y mi sempiterna pasión …los barcos que entran a puerto, azuzando mi imaginación que vuela a otros lugares en exóticas fantasías.
Creo que el sol y la multicidad de rumores y voces me adormeció y de pronto una mano aferra mi brazo, sorprendida levanto mi cabeza y allí ante mi esta un caballero moreno sonriendo con calma y hablándome despacio interrogante,
¿Que hace aquí, mi señora bella?
Demoro en responderle que me hipnotiza el mar y su entorno y el ríe sugerente al decir,… somos dos los que sentimos así, me ofrece su mano y me ayuda a levantarme casi somos de alturas similares y nos miramos con curiosidad y sonreímos, me invita ¿tomamos un café? Ni se como estamos frente a frente, mesa por medio en la rambla que recién despierta saludando a un inclemente sol de verano.
Hablamos y reímos…no se ni de que…pero me sentí feliz y serena ante ese ser que reía por todo y me miraba con cierta indulgencia ante mis interrogantes y comentarios.
Fue si, un amor a primera vista, la atracción en ambos fue como soplo de brisa en la cara ligera pero arrebatadora, y tomándonos de la mano fuimos hilvanado nuestra historia, sencilla y linda como ese encuentro en ese día en aquél
puerto que visito desde mi niñez.
Hoy les digo que luego de muchos años de unión, con dos hijos y 4 nietos, semillas fecundas de nuestro árbol de vida, seguimos visitando el puerto y tomados de la mano renovamos nuestro amor ante la bruma de las aguas, una mesa de café y la plenitud del sol bañando las calles.


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